¿Sabías que hoy se estima que casi el 80% de la población mundial sufre en mayor o menor medida intolerancia a la lactosa? Este es el motivo por el cual es la condición médica -no enfermedad- más conocida que provoca malestares estomacales por el consumo de leche o sus derivados.
En este artículo te contaremos cómo descubrir si tienes predisposición a desarrollar esta condición, por qué es tan común y cómo prevenir los malestares que provoca. ¡Es más simple de lo que crees!
¿Qué significa ser intolerante a la lactosa?
Primero tienes que saber qué es lactosa y qué es lactasa:
- Lactosa: es un tipo de azúcar presente en la leche y alimentos derivados, y está compuesta por dos moléculas, una de glucosa y una de galactosa;
- Lactasa: es una enzima que cumple la función de separar la unión de las dos moléculas que componen la lactosa.
Este proceso de separación se produce en el intestino delgado, y colabora con la digestión de alimentos. De hecho, las enzimas -como la lactasa- tienen una función esencial para el sistema digestivo.
Todos los mamíferos presentan la enzima lactasa durante el periodo de lactancia -cuyo tiempo depende de cada especie-, y una vez finalizado, la presencia de esta enzima disminuye.
En este sentido, como en los seres humanos el período de lactancia es hasta los dos años de edad aproximadamente, los bebés y los niños pequeños son quienes mayor cantidad de lactasa tienen. Esto les permite digerir correctamente la leche materna, que es su principal fuente de nutrientes esenciales para un crecimiento saludable.
Una vez que finaliza ese período, el cuerpo humano disminuye la producción de lactasa porque -como en el caso de los mamíferos- ya está preparado para obtener nutrientes de otras fuentes de alimentos, y no únicamente de la leche. Es decir, que el cuerpo pierde la capacidad fisiológica necesaria para procesar la leche y sus derivados porque biológicamente ya no es necesario mantener una producción alta de la enzima lactasa.
Probablemente en esta instancia te preguntes por qué hay personas que sí pueden tolerar la leche y sus derivados en la etapa adulta, más teniendo en cuenta que es leche de otra especie. Pues aquí es donde se hace visible la contracara del dato que mencionamos al comienzo de este artículo: el 20% de la población mundial presenta una diferencia en sus genes que les permite mantener la producción de la enzima lactasa durante su vida adulta.
Por lo tanto, la presencia de la lactasa, es lo que te permite tolerar la lactosa. Y su ausencia, parcial o completa, es lo que provoca la intolerancia a la lactosa en menor o mayor grado. Y tus genes, que no cambian a lo largo de tu vida, indican si tienes predisposición a desarrollar esta intolerancia en un futuro.
Por otro lado, no debes olvidar que los lácteos contienen nutrientes que tu cuerpo necesita, como el calcio y la vitamina D, y no consumirlos puede llevarte a otros problemas, como una patología ósea.
En ese sentido, un análisis genético oportuno podrá detectar a tiempo este tipo de predisposición genética, lo que te permitirá adaptar tus hábitos alimenticios integrando todos los nutrientes que tu cuerpo necesita, y así, evitar malestares y complicaciones de salud en el futuro.
Síntomas de la intolerancia a la lactosa
Son diversos los síntomas que son producidos por la intolerancia a la lactosa, pero existe un problema: varios de ellos son comúnmente asociados a otras condiciones gastrointestinales como colon irritable, alergias alimentarias, o intolerancia a otros alimentos como el gluten. Además, hay personas con síntomas leves a los que les restan importancia, y otras que son asintomáticas.
Por esas razones, destacamos la importancia de ser conscientes que no es saludable convivir con estos síntomas, incluso por el bien de tu estado anímico. Y si forman parte de tu vida diaria, no es porque sean normales, sino por falta de acceso a la información, o porque son frecuentemente naturalizados por las personas, seas intolerante a la lactosa o no. Pero aquí destacamos los síntomas más comunes de esta condición para ayudarte:
- Dolor abdominal.
- Distensión abdominal (hinchazón).
- Meteorismo (presencia de gas en los intestinos).
- Diarrea líquida.
- Estreñimiento.
- Náuseas.
Esta no es una lista taxativa, incluso existe una categorización subclínica de síntomas, que muy comúnmente pasan desapercibidos por las personas, más aún en niños. Estos apuntan a molestias tales como:
- Pesadez postprandial (sensación desagradable de persistencia prolongada de comida en el estómago).
- Dispepsia (sensación de malestar funcional u orgánica).
- Molestia abdominal.
- Sensación de digestión pesada.
Y por último, puedes padecer intolerancia a la lactosa de forma leve, y no presentar síntomas al consumir pequeñas cantidades de productos lácteos. Lamentablemente, a mediano o largo plazo, esto puede generar una irritación de la pared intestinal que deriva en otras consecuencias médicas, algunas leves como anemia y otras más complicadas, que pueden afectar en diferentes medidas a tu sistema inmunológico.
Pero aquí viene la parte positiva en todo este escenario: si conoces tus genes, puedes prevenir los síntomas asociados a la intolerancia a la lactosa, porque conocerás el riesgo a desarrollar esta condición y te permitirá planificar una estrategia nutricional adecuada a tu organismo.
Conocer más tu cuerpo te ayudará a tener una visión de salud preventiva, personalizar tu alimentación según las necesidades de tu organismo, y mejorar de esa forma tu calidad de vida. ¡Es mejor prevenir que curar!
Cómo detectar si tienes o es probable que desarrolles intolerancia a la lactosa
Los síntomas mencionados anteriormente, en caso de que los padezcas, pueden servirte de indicios para motivarte a buscar un diagnóstico preciso y oportuno. Ahora sabes que la intolerancia a la lactosa puede ser la causa de ellos.
Los médicos, en especial los gastroenterólogos, frecuentemente solicitan estudios genéticos para la detección de una predisposición a desarrollar intolerancia a la lactosa ante la presencia de esos síntomas en sus pacientes. No solo buscan dar con un diagnóstico oportuno, sino también planificar las estrategias necesarias para evitar consecuencias posteriores como las que mencionamos anteriormente.
En algunos casos, se puede recurrir a métodos y exámenes más invasivos, que implican que consumas una cantidad de lactosa para realizar ciertas determinaciones posteriores. Eso dependerá del profesional que te atienda, y las circunstancias específicas de tu historial médico (incluyendo tus antecedentes médicos familiares). Lo que no descarta que puedas realizar un test genético de forma preventiva y para conocer más sobre tu organismo.
Como mencionamos anteriormente, la intolerancia a la lactosa es una condición que afecta en mayor o menor medida a 8 de cada 10 personas en el mundo. Sin embargo, muchas personas desconocen las altas probabilidades de verse afectadas por ella o de tener una predisposición genética a desarrollarla.
Por esto es importante conocer la información que pueden brindarte tus genes. Con tiempo a tu favor, y con la compañía de un profesional médico, puedes trabajar en la prevención de síntomas a través de una estrategia nutricional adecuada y todo lo que ese profesional considere necesario según las características de tu caso concreto.
Desde GenoSUR, esperamos que esta información haya disminuido tus inquietudes. Y si tienes interés en conocer más tu cuerpo, para así prevenir los riesgos asociados a esta condición, te invitamos a testearte con nuestro equipo de expertos a través de la técnica de PCR para la identificación de la predisposición genética a desarrollar intolerancia a la lactosa.